divendres, 23 de juny del 2006

¿Bits de Inteligencia para las clases de Infantil?

Se trata de un método.
Dice la web de una editorial que los comercializa que “El Método de los Bits de Inteligencia no se ha ideado para suplantar a otros métodos, sino para complementarlos. Sin embargo, no es una técnica más, sino un instrumento educativo muy especial. Se trata de presentar a los niños láminas abundantes de gran calidad. Es como cuando planteamos a los pequeños, incluso a los bebés, ilustraciones de libros y revistas. Glenn Doman, el padre de la metodología de los Bits, decidió dar a los niños que educaba mucha y valiosa información de un modo semejante. En sentido amplio, los Bits de Inteligencia son estímulos simples que se perciben a través de las cinco vías sensoriales. En este proyecto por Bit de Inteligencia se entiende, una lámina que representa alguna realidad o que lleve escrito, por ejemplo, un símbolo, una palabra, un conjunto matemático o una figura geométrica”.

El infierno, quizás, para un padre o, incluso, para un profesor con poca cintura: La profe va haciendo así, dice el niño, mientras pone cara de aburrido y hace como que las pasa una a una sin mirarme a la cara. Sin interacción. Sobretodo. Rítmicamente. Eso hace la profesora. Los llaman Bits de Inteligencia y empiezan a ser bastante populares entre las escuelas primarias. La profesora va pasando las láminas mientras los niños siguen con sus trabajos, de ahí la función complementaria – que interpreta la editorial. Va contínuamente pasando las hojas y leyendo su contenido, si algún niño pregunta algo, cada lámina tiene detrás un texto para ser leído. Y se pasa a la siguiente. ¿Es importante disciplinar a un niño, a que aprenda a ver a los profesores como rezadores y aduladores de imágenes? no sé ni para qué. Autómatas pasando láminas sin parar más que unos segundos. De pronto, la profesora no te mira a la cara. Un profesor que habla al aire, sabiendo que ellos en ese momento tienen otros problemas... ummmm. Las imágenes después de dos o tres días de verlas pasan a convertirse en un ritual para el grupo. Mientras se lo pregunten verán ver fichas pasar a la profesora ajena a la clase, buscando ser un ruido, un rumor.

Lo vemos preocupados, algunos profesores. La tendencia parece que se está imponiendo en las clases de infantil. Es alarmante la falta de rigor científico para hacer semejante muestra en nombre de la enseñanza en nombre de una cultura general que se quiere mostrar como hecha desde la memorización inconsciente. Algunos creemos que los nombres de las personas no son todo, que los descubridores no fueron todos varones blancos, ni que lo más importante fueran sus descubrimientos muy a pesar, de que nos beneficiemos de ellos la sociedad al completo. Más que enseñar, los Bits de Inteligencia, son una manera de llenar el tiempo del aula con una especie de rito religioso o de oda a una cierta cultura general – a la que se podría criticar por muchos aspectos pero sobretodo por el de la elección y manera de vaciar de contenidos las clases y las intervenciones del profesor. ¿Demasiado dinero para una editorial, no inventar un método que las haga ser utilizadas de otra forma? ¿Poca formación del profesorado en la implicación política a las que los supedita? ¿Tan faltos están de material y apoyo escolar? Aprendizaje político de superficie y un discurso de fondo, una especie de conocimiento de evidencia fotográfica.

No existe percepción visual pura. Afirma Mitchell que “para los historiadores de arte hoy, la conclusión más fiable sería que la noción de una obra de arte puramente visual fue una anomalía temporal, una desviación de la tradición mucho más longeva de los medios mixtos e híbridos”

Aunque seguro que habrá maestras (en infantil la profesión es prácticamente femenina) que sabrán sacarles punta y debate, el método y el lugar en el que dejan las editoriales al profesor, lamentable. Relegados voluntariamente al plano de un mero mostrador de imágenes, les receta responder, corto y claro como un autómata. “Hoy en día se entremezclan de tal forma los sentimientos en el campo de la moral, que a un individuo se le demuestra una moral apelando a su utilidad, y a otro se le refuta apelando también a su utilidad” (Nietzsche, 1881, 172). Todo muestra sin duda, todo explica determinadas maneras de pensar prácticas que se ven ajenas a los planteamientos políticos del conocimiento.

¿No sería mejor que tuvieran un monitor? ¿No sería mejor que se haga desde cada alumno y desde su casa? Participación, no devoción. Claro, seguro que sería, para muchos, demasiado dinero. ¿Que no es mejor que ellos mismos vayan trayendo de casa las suyas? ¿Es que debe ser el profesor el único que debe participar con fotos de nadie? ¿Qué estilo tienen esas fotos? ¿Y esa imagen de un profesor pasando láminas a un ritmo constante ajeno a la clase que tipo de profesor es? ¿Tantas horas trabajan, que incluso, esto puede presentarse como un tiempo de relajación para el profesor? También me gustaría saber qué tipos de resistencias se están creando – por parte de las maestras – y que interesantes utilidades le están buscando a la cosa. Seguiremos informando.

Tan poético como patético, la verdad.
Yo no me lo quería creer.

Me han llegado ya algunas críticas de los niños. Se extrañan, se rien del profesor, de su manera automática de pasar las láminas, enseñandoles a no mostrar atención y a hacer de mientras sus propias cosillas de pequeñajo. La inteligencia, mito en gran parte creado por Binet en 1920, niega, algunas veces, en aras a la cultura dominante, la inmensidad corpórea y múltiple de la adaptación personal y política a un contexto.

¿Pueden hacer otras cosas las editoriales? ¿es que siguen vencidas a una especie de cargo de administradores de imágenes oficiales en los tiempos de Internet?


Inaudito.