dijous, 10 de setembre del 2009

Un recorrido por el III CONGRÉS d’Educació de les Arts Visuals (BCN, setembre 2009).

 
Interdisciplinariedad: una visión disciplinaria de lo vivo.

Los congresos son un caos. Escuchas y ves todo tipo de trabajos distintos, con distintos niveles semánticos y con lugares distintos de llegada, leerlos bien da cuenta de distintos tipos de viajes y distintos lugares de partida.

A decir verdad, y contra una supuesta estancia en la postmodernidad, algunas maneras de verlo – algo modernas – todavía pueblan las críticas a semejante tipo de eventos desiguales. Algunas salas trabajos tan distintos 

De todas maneras el título del congreso no era interdisciplinariedad, sino que planteaba un conocimiento dialogado. Así, el título del Congreso era:

Por un diálogo entre las artes.

 

 

El poder del Power Point

En los congresos se hacen básicamente powerpoint con las keywords de tu investigación. Para ese escribir se utilizan las grandes herramientas del mundo digital [cuadros de escritura, marcos, flechas e indicaciones] y grandes imágenes y fotografías. Su utilización hace que determinadas presentaciones sin imágenes sean distintas.

Valeska Bernardo Rangel en “Experiencias de la mirada: la percepción del otro en la visualidad contemporánea” planteaba el cómo planteamos el conocimiento del otro a partir – claro está – de nuestras formas de recibir las imágenes e interpretarlas desde presupuestos culturales.

La distinción entre las imágenes y lo que dicen los niños de las imágenes aludía a un trabajo basado en ese “hablar de las imágenes” o  ekphrasia explorada por Mitchel (1995) ”Picture Theory”) y en las Investigaciones Narrativas. Desde la cultura visual es lugar común afirmar que las imágenes no dicen nada, pero tienen un conocimiento listo para ser relacionado. La tarea de la maestra Valeska era anotar cómo los niños destrenzaban a partir de sus diálogos el conocimiento de cada una, su conocimiento del otro. Apenas encontró alguna resistencia y anotó cómo los niños quedaban rendidos ante los otros, los poderosos. Para ello, ella utilizó un cierto tipo de imágenes que “supusiera perturbar nuestra mirada del otro”. La verdad es que su trabajo tenía un power point muy bien hecho a partir de las imágenes fotográficas – extraídas de los periódicos – confrontadas con las fotografías de obras de arte, dónde “el otro planteado” (el musulman, la mujer, el pobre, el homosexual, el niño…) “quedara en una situación extrema”. Allí los niños acababan de darle forma a lo que la imagen dejaba en el aire, buscándole lógicas entre sus nichos culturales. Nos explicó algunas voces qué había anotado.

Eso, a Valeska, le generó la pregunta muy interesante: ¿qué pasa y qué nos pasa cuando confrontamos imágenes del otro en situación extrema?

La lectura del trabajo que hice no dejaba lugar a dudas la visión del alumnado o, mejor dicho, de una clase entera en la que participó Valeska explicaban un mundo dominado por ideas de cómo se explica el mundo desde el adulto, el racista, el misógino, el homófobo, el clasista...

De hecho, la lógica que utlizaban los niños explicaba mucho de cómo es el terreno social y cultural sin resistencias a los estereotipos, principalmente. Poca resistencia, y desde luego, planteaba de nuevo que hay muchísimo por hacer.

 

El museo perturbado.

Un museo sin etiquetas era una comunicación del Museo de Valladolid, presentada y e-x-c-e-l-e-n-t-e-m-e-n-t-e leída. La iniciativa de querer quitarse etiquetas malas - no sólo a base de hacer nuevos trípticos nuevos - estaba bien: es más moderno que hagan revisiones de sus expositores y de los talleres a los niños que, exclusivamente, obligarlos a visitas guiadas. De todas formas, a parte de que nos leyeron perfectamente cómo habían hecho el proceso de quitarlas, no me quedaba claro, cómo se habían quitado esas etiquetas por parte de los otros espectadores, ni cuáles les habían puesto – a raíz de esas nuevas prácticas.

Las etiquetas, hablando popularmente, son malas porque no dejan ver otras cosas que las que se sitúan. De alguna forma, las etiquetas (con)forman maneras de interpretar y de colocar y ordenar las experiencias. Ninguna etiqueta era mala, sino crítica pero relacionaba sobretodo a un museo como fuente de saber expositiva con un tipo de espectador pasivo, que le interesan los entresijos de la arqueología o la historia. Su espectador – a decir por las etiquetas que tenía el museo - exclusivamente había de ser visto y tratado como receptáculo del conocimiento de no ser por la dinamicidad de su Departamento de Educación que negoció cambios. Eso sí, su (discutida) visión del papel del juego “NO como lugar de diversión” pero sí como un lugar de encuentro con esa nueva forma de tratar al público escolar le hacía tener un tufillo taylorista de cuidado.

Etiqueta-S, en cambio, la comunicación de Fermín Soria y Carla Padró fue una comunicación  interesante sobre el tema de deconstruir el conocimiento de los museos a través de la performance y el diálogo a partir de autoconstituirse como Artistas e Investigadores.

“Plantear críticas a las visiones decimonónicas del museo actual y las colecciones es muy fácil”, eso afirmaban algunas Jefas de Sala de grandes museos y colecciones de Barcelona al terminar la comunicación de Fermin Soria y Carla Padró. Ambos, con su trabajo, también podrían afirmar que para plantear críticas puedes hacerlo bien e incluso jugando a hablar y dialogar con el otro: el museo. Se puede hacer mediante ensayos escritos, deconstruyendo – al estilo derridiano o al más intuitivo – pero también de una forma dialogada y performática como presentaron ellos su trabajo. Sin embargo, esa afirmación tan contundente parecía vislumbrar una distancia de realidad entre lo académico y lo profesional: ¿què se puede hacer? – sólo apta para ilusos. Lo que uno se pregunta con respecto al poder y su forma de autolegitimarse configurando instituciones es cómo cambiar a otras narrativas y por què, si las que ya utilizan y promueven les salen la mar de baratas y rentables.

Los artistas Carla y Fermín entraban en el Macba y en el Museo Picasso. Juntos deconstruían a las chic@s de Sala, a las vigilant@s y las narrativas maestras de esos museos, apuntando grandes dosis de experiencia profesional y bagaje acadèmico. Algunos detalles apuntaban a pequeños guiños a la crítica al seguimiento ingenuo de los visitantes, caricaturizando al otro, al chino de una forma ácida, tanto que algún bien pensante dijo – ingenuamente – que no se podía saber quién era el señor chino ni que había venido a hacer: claro que no, pero se sigue haciendo como parte de un estudio importante del museo, trivializando las múltiples y multitudinarias formas de entender al otro.

El cambio de lugar – del Macba al Museu Picasso – de los investigadores durante la presentación, fue estando en el Macba y leyendo el texto que hablaba de uno de los momentos más importante del artista presentado es que… “Un día” – clamaban los dos ponentes - “conoció a Picasso...”. Así de fácilmente el museo quedaba al descubierto, echándole capotes a otros museos de Dioses y Genios del Arte: una manera – cuando no – muy importante de relacionarse a través de pequeños guiños con conocidos e importantes museos de una ciudad plagada de genios y monumentos. Culto brutal a la idea de Genio, el Proyecto de suprimir la diferencia entre públicos, respeto y fetichización de lógicas dominantes quedaban retratadas por un par de investigadores de colecciones y de museos Críticos, incluso pop.

Ya en el Museu Picasso era el colmo cómo ellos iban haciéndonos ver cómo las indicaciones, los textos, los acompañamientos del espectador, e incluso, cómo los vigilantes - todos unidos - bloqueban sentidos, lecturas posibles de una manera muy performática pero analógica: no dejándoles circular a su antojo. No dejaban ver al antojo del espectador los cuadros y les indicaban – incluso, obligaban – a verla en un sentido obligado. Demostrando como el museo bloquea formas de ver y de ser mirado.

Dijeron que se presentaron como artistas y se explicaron con un diálogo – los ponentes hablaban un rato uno y un rato otro e incluso con la incorporación de una persona del público con voz – por entre (las críticas de museos de) las artes de Barcelona.

Ser explorador.

Alfred Porres es el rey león. Ir con él también es acompañarlo a velocidad múltiple de artista, profesor e investigador críticos, a la vez: ritmo frenético.

Su comunicación era “Ser en Relación” y trataba sobre una experiencia de investigación. Alfred este año que está escribiendo su tesis doctoral se propuso investigar CON sus alumnos. Eso sí, Alfred había dado su palabra de que iban a salir todos en las imágenes y los trabajos escogidos en el congreso: fue una delicia como les hizo caso, como crea y mantiene pactos tan hermosos y de niño, a la vez. El departamento que patrocinó esta investigación hizo la misma petición. Alfred, al terminar el año anterior, hablaba sobre cómo al terminar el año y les explicaba a sus alumnos que iba a hacer una investigación con ellos que si alguno se quería apuntar los miércoles por la tarde. Bueno, era en horario extraescolar pero su éxito – medido en el entusiasmo por formar parte de una investigación, por ayudar a tu profesor o porque simplemente con todo él genera empatía - no se apuntaron cinco o seis sino que tuvo momentos de cincuenta-y-pico personas investigando con él.

Se puso a investigar que era el “Ser en relación” una idea que la extraí de Jerome Bruner (1990) “Actos de Significado” dónde en su genealogía del yo, empezó a hablar de que más allá de que podamos creer que exista un yo eterno, simple, una pequeña verdad sobre cada uno, lo que posibilita es poder ver al yo como un lugar de relación con el otro.

Alfred Porres se refirió al Ser en Relación, no obstante, ligado al término anglo being with muy utilizado en las investigaciones de Art/o/graphy, una tendencia de las Investigaciones Basadas en las Artes. De hecho, la utilización de imágenes permitía a los investigadores convocar sus pensamientos sobre un tema rápidamente, producía la ekphrasia – de nuevo - necesaria para el trabajo y la búsqueda.

En ese estudio afirmaba que había tenido la sensación al ponerse a escribir que de algún modo era de parar. La primera pregunta que todo ese montaje le sugirió cómo iban a cambiar las relación de estar en una relación escolar a una relación de investigación. Otra tenía que ver con muchas cosas: ¿qué experiencia podríamos compartir si no compartíamos ninguna vivencia? La primera imagen la del TIMBRE: No, les advertía Alfred, el timbre suena sólo, no le hagáis caso, es estrictamente de horario escolar y aquí estamos porque queremos estar. Iros cuando os vaya bien, cuando queráis no cuando lo diga el timbre. La relación ya no era escolar pero algunas veces – contaba Alfred – volvíamos sin querer a roles antiguos. De todas maneras, hacer coincidir el Treball de Recerca – un trabajo que cuenta como una asignatura más – con la investigación – les había devuelto a la narrativa escolar.

La primera idea a investigar era la de que trataran de representar un lugar dónde ese Ser en Relación valiera la pena ser representado, un lugar que les identificase a modo de valor. Los alumnos buscaron y encontraron que un buen lugar para representar y valiera la pena representar era la amistad. La amistad como un lugar central para aprender a ser en relación, un lugar poliédrico, de apoyo y de la locura del experimentar. De otro modo, otro grupo habló de otro lugar del Ser en Relación a partir del compartir aficiones. Las aficiones son prácticas sociales voluntarias que permiten ese momento del ser. Otra idea fueron los estados de ánimo plenos que generaban algunas prácticas como la música, las noches de fiesta. Dos chicas en ese mostrarse apelaron a investigar la timidez o la tristeza como un estado del Ser que mediaba y era muy importante en las relaciones entre personas.

Alfred iba mostrando las distintas imágenes que habían permitido la investigación. Todas ellas, desde luego, hechas por sus alumnos mientras investigaban. La preguntas que dejó Alfred a la función docente fue ¿cómo lo “valioso” entra en la escuela? ¿de qué forma se rescataba si la resistencia escolar era tan evidente y visibilizada?

No sé, son preguntas – sin duda – para seguir investigando. Lo más gracioso es que decía sentirse parar. Cómo, me pregunté, si no para… bufff.

Con sus respuestas, con sus trabajos Alfred los puso todos en un programa (www.wordle.net), dónde al hacerlo las palabras que más se repiten cobran tamaño y color. La palabra que dominaba la imagen hecha de las palabras de los trabajos hechos CON sus alumnos estudiando el Ser en Relación y la amistad era: CONFIANZA.

 

Fue en este Congreso dónde hice mi contribución al campo de las Investigaciones Narrativas contando un proceso – el proceso de enfocar los focos – como un lugar hecho desde la imagen dEl hombre con rayos x en los ojos hasta el último click antes de tirar una foto: encontrar el foco, también encontrar la primera imagen que por ekphrasia, me ha de servir para empezar a contar mi tesis. La idea básica, motor de esta comunicación es como un Profesor de Dibujo llega a decidir explicar un proceso de recolocación del papel de la experiencia a partir de encontrar el objetivo o foco cultural. Hice ese tránsito entre imágenes analógicas mientras hacía estudios en el campo de las Autoetnografías Narrativas con mi profesor y amigo Fernando Hernández.

 

REPENSANDO EL LUGAR DEL INVESTIGADOR

(Autoetnografía Narrativa y un relato sobre la experiencia de recolococar la experiencia del investigador).

1. Introducción

Mi nombre es Toni Carrasco y soy un profesor de dibujo que tiene pensado escribir una Tesis Doctoral. Hice el doctorado de Educación Artistica y Cultura Visual y distintos seminarios, soy ya estudiante de doctorado de quinto curso. En ese camino investigador, he estado en varios momentos. Pasadas etapas de grandes dosis frenéticas de lectura y escritura: la vista atrás.

De alguna forma, explicaré uno de los momentos que – al decidir hacer una Autoetnografía Narrativa – me hizo repensar el papel del pasado. Es un último escrito antes de hacer textos – supongo – que me sirvan para la escritura de tesis. Es el último momento, en una metáfora fotográfica, antes de tomar la primera imagen de mi tesis, el momento antes de el click, el momento antes de tener enfocado y tener clara la idea – todavía hetérea – de cómo colocar la experiencia propia en unos escritos todavía sin escribir.

Los dos focos culturales que presenté, después de la presentación del profesor Kevin Tavin en el Seminario de Pedagogía Internacional celebrado en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona a cargo de Fernando Hernández, fueron:

• Difference in Secondary School. About my Experience in not-same groups.

• The Other. The Teacher’s Construction of Pupils.

A partir de esos focos, pude recolocar mi etapa de formación, mi experiencia como profesor y situar en qué medida voy a hablar desde mi y para qué, con qué fin.

Los cursos en los que participé en la facultad de Bellas Artes con mis compañeros y mi profesor Fernando Hernández – me ayudaron a poder repensar y, en el futuro inmediato, el cómo recontar las partes de mi propia experiencia profesional que me relacionan con los focos de estudio.

Mi experiencia profesional como profesor de dibujo ha pasado distintos tránsitos: en lo profesional y en lo personal, en mi participación con lo artístico pero, lo que ha marcado una manera de hacer(me) ha sido pensar y leer las relaciones con mis alumnos desde el diálogo de esta experiencia docente con la Antropología del Arte, el Construccionismo Social y la Pedagogía Crítica.

La primera parte de mi escritura de tesis, consistió en pensar mi tesis a partir del estudio de las Investigaciones Narrativas, la Autoetnografía Narrativa y la Investigación Basada en las Artes. Esas formas de acercarse a las Investigaciones convertían mi experiencia artística también en un tesoro con el que seguir investigando y en un material experiencial a explotar para poder escribir mi tesis.

Con respecto a vincular mi tesis a una Investigación Basada en las Artes, quizás la idea de mostrar otros lados relacionados transversalmente de lo investigado y el investigador, relacionan las artes entre lo visual y lo textual, entre lo textual y lo sonoro, entre el arte y la investigación.

 

2. Decidirse a contar.

De alguna forma, al decidirme a utilizar una Autoetnografía Narrativa había decidido parar y echar la vista atrás. Pararme a pensar en cómo escribir, a quién, para qué, de qué. Decidirse a contar, era parar. De algún modo, anticipo de echar la vista atrás, al pasado.

Las investigaciones etnográficas tratan de contextualizar los grupos humanos, su producción social y cultural. Las investigaciones autoetnográficas interpelan a las etnografías llamadas “problemáticas” por la razón de que el investigador forma parte (y, por tanto, parte interesada) de la investigación.

Existen muchos lugares en dónde nace este paradigma incluso como, algunos autores, al final hablan de la experiencia etnográfica como de una experiencia autoetnográfica, donde el objeto de conocimiento es un lugar que aparece entre los investigados y el investigador. Las Investigaciones Narrativas no hablan de verdad sino de veracidad, niveles de ficción o de formas de veracidad – de alguna forma, posicionamientos clave que diluyen la dicusión entre sujeto y objeto. Las Investigaciones del Self, también me han ayudado a ver de qué forma, cómo y/o sitúa y relaciona el investigador con lo investigado.

En principio, estos son los tres campos de acción en los que la Autoetnografía Narrativa se sitúa: etnografía, narrativa y self.

La idea de escribir mi tesis era ver qué produce una mirada etnográfica de un profesor de dibujo dentro de un Instituto. Tratando de posicionar mi experiencia para entender las motivaciones, las relaciones y los intereses entre lo investigado (el foco y objetivo) y el investigador: entre el sujeto y el objeto de investigación dando lugar a espacios suficientes no para contar la verdad, - que no la sé – sino para que exista y se cree un espacio para contar, para la veracidad y dónde los niveles de ficción negociados tratan de ser veraces en contar cómo se relacionan los investigadores con lo investigado. No hay luz sin sobras.

Para tratar de entender cuál fue mi proceso voy a tratar de explicar algunas imágenes que me acompañaron para encontrar estos dos primeros focos culturales.

Las imágenes no dicen nada. Tienen un conocimiento listo para ser relacionado, pero ellas no dicen nada. Estan calladas, incluso las que hablan no lo hacen metafóricamente, puesto que provienen del cine, hablan desde la analogía.

En este congreso explico como enfoqué dos focos culturales en mi Autoetnografía Narrativa: La primera imagen que acompañó mi proceso se refiere al Hombre con Rayos X en los ojos, la segunda el proceso manual de focalizar una cámara con objetivo antes del click. Primero la anomia de ver demasiado hasta la ceguera y el segundo, el momento antes del click fotográfico.

3. RX en los ojos.

Todo empezó con la búsqueda del foco cultural. En gran parte, se debe a la intervención de Isaac Marrero y a que en pleno proceso de enfocamiento de los focos culturales, un proceso lento, lleno de tensiones, de cosas que no quería enfocar, el abrió – de nuevo – el espectro por dónde mirar.

Venía de estudiar la emergente Cultura Visual y para mi programación con los chicos estaba haciendo una nueva manera de acercarme a la visión, a la percepción y a la mirada que estaba resultando un proceso de reaprendizaje y recolocación excitante. Todo eso, todo ese clima crítico con la visión, confluía en mi manera de pensar mi tesis, e insistía en tratar de ver lo que no veía y en no ver, lo que claramente se veía. Incluso en algún tipo de apunte menor para mis compañeros había hecho una broma sobre una máquina de ver que tenía en casa que ponías tus notas de clase y te sacaba los temas clave de la sesión algo desglosados.

En la escena del film, El Hombre con RX en los ojos se acerca al altar y clama a dios por abrirle el campo de visión – por un extraño fenómeno – que lo ha cegado. Isaac Marrero con su concepto de Aplanar, me parecía decir que en cada foco había otro más simple o miles de otros focos y yo seguía sin encontrar los míos. Otra imagen que explicaría un poco esta situación, sería la del pez que persigue su cola. En ese momento miraba mis escritos, mi blog para entender cómo investigar el pasado. Reconsiderar el pasado como una obra abierta fue una conclusión que tenía que ver con mostrar ciertas aperturas del pasado al presente y al futuro y fue algo que hice como escritor-investigador en mi blog. Era reconocer también el trabajo de escritor – ya en casa – del antropólogo después de abandonar el campo de investigación.

En su momento, la imagen de verme con unos RX molestos que cae de rodillas delante del altar (una primera ilusión mental de pensarme como investigador profundo e incluso marcadamente cristianoide) la viví – sin duda – como un extraño mal (en los ojos).

De alguna forma, Isaac Marrero me abrió la puerta al abismo del infinito – mostrándonos algunas de las cosas de su trabajo – a una propiedad extraída de la antropología cultural postmoderna derivada de Certeau llamada Geografía Plana. En ese vértigo empecé a pensar en que todo lugar está relacionado con el campo cultural, con sus distintos momentos, con su historia. Marrero nos habló de su proyecto y nos brindó el ejemplo de una fábrica, de un taller de piezas (Can Ricart). Cada uno de los elementos de la fábrica estaba relacionado con distintos momentos industriales más globales e incluso con distintas soluciones. En mi forma de pensar, en mi campo pensaba mientras nos explicaba en lo que se podía sacar de partido a los objetos de un instituto, a sus prácticas, a sus convenciones sociales y culturales. Parecía a simple vista un panorama hiper-experiencial y estuve un tiempo interrumpido, admirándolo. Pensando. De alguna forma, también me pareció pasarlo totalmente ciego, buscando desesperadamente los focos culturales pertinentes. A la mañana me parecía ver seis mil focos posibles pero todos por empezar; a la tarde al empezar: todo había desaparecido.

El yo había que revisarlo. ¿Qué yo debía mostrar? ¿Cuántos yoes relacionales había que tener en cuenta y desde qué campos (culturales) se nutría mi identidad de investigador?

Algunos ejercicios en mi libreta de campo, daban cuenta de que estaba reordenando mi pasado para poderlo contar. Y la escritura furiosa y enloquecida había pasado a detenerse y a releer(se), para poder encontrar en las grietas del escritor relaciones con mis focos de investigación. Empecé mi trabajo, algo hetéreo, tratando de releer los textos de mi blog para poder encontrar formas valiosas que contextualizar en mi autoetnografía y que tienen que ver con los focos, que explican mejor de qué manera me he relacionado con ellos.

4. Desde mi.

Durante el primer seminario de Autoetnografía Narrativa, encontramos la distinción entre biografías, historias de vida y autoetnografías a partir de su objetivo, si en las biografías y en las Historias de Vida el objetivo es fundamentalmente emancipador; en las autoetnografías lo biográfico únicamente trata de explicar un tipo de relación concreta entre el investigador y el investigado.

Autoetnografía Narrativa

Biografía

Objetivos

Al contar

Recapitulativo + otros.

Recapitulativo.

De las viñetas

1- Rescatar posicionamiento crítico para poder indagar, aprender.

2- Narradora de la experiencia.

3- Punto de contacto entre nosotros y los focos culturales que estudiamos.

1- Recogidos como datos para poder evidenciar.

2- Evidencias.

Voz

Polivocalidad. No estamos solos.

Una sola voz.

Efectos

Empowerment.

Emancipación.

Este año, en el Seminario de Pedagogía Internacional, estuvimos leyendo y comentando el texto de Amy C. Wilkins (2008), allí nos pareció ver distintas formas en las que un investigador social está relacionado con su objeto. De hecho, el trabajo de Wilkins me hacía pensar hasta qué punto podía explicar mi propia experiencia como profesor. La idea de Paul Valéry: lo más profundo es la piel, se topaba sin duda, con muchos pudores y transgresiones imaginables.

La idea de que “sólo se puede explicar las notas autobiográficas con el objetivo de mostrar nuestras relaciones con el foco” me hizo pensar, demasiado a menudo, en las cosas que no me gustaría ni sabría contar, en millones de fantasmas también culturales.

En las Autoetnografías Narrativas los apuntes biográficos se utilizan porque nos relacionan con los focos, en las biografías porque ayudan a entender al investigador/autor. La idea clave para entender esto trata de distinguir entre las participaciones DESDE MI y las participaciones SOBRE MI. La diferencia entre ambos tratos definía su distancia. Hablar de mi, implicaba la biografía, donde lo que se explica forma parte de una estrategia emancipadora del individuo, del investigador, lo que se pone en juego en el desde mi, en cambio, es parte de una estrategia para hablar de las relaciones con los focos, un lugar de investigación que asume que los investigadores influyen en sus investigaciones.

Amy C. Wilkins[1] explicaba con su interacción-investigación distintas formas de relación entre grupos culturales distintos y dando una idea de un mundo explicando mucho de ella, desde ella se entiende mejor el foco cultural y muchos procesos sociales que en una investigación de otro tipo quedan totalmente invisibilizados. Amy C. Wilkins nos explicaba cosas de ella para que entendiéramos la lógica aplastante de la investigación.

Mis dos primeros focos culturales tienen que ver con formas de construcción cultural del alumno (o formas de desaparición) aunque ignoro que hay detrás de todo eso más que justicia social, democracia y tratar de interrumpir ciertas producciones de significado.

5. El estudio del Self.

Con respecto a la Etnografía se sitúa entre las determinadas como “problemáticas” por investigaciones dónde sujeto y objeto son entidades claramente delimitadas y separadas. Como apuntaba Delgado: “ (…) la literatura etnográfica es un área dónde reverbera la cuestión más general de cómo se asocia la palabra escrita con la vida, y, más allá, todavía, la del tema filosófico mayor de la posibilidad misma de la verdad. Es decir no se olvida que el etnógrafo pretende aplicar su vocación naturalista sobre un objeto de estudio – el ser humano -, sobre el cuál inevitablemente incide, pero que a su vez tiene la virtud de incidir sobre aquel que lo estudia. El antropólogo, en este caso, trabaja sobre una realidad que le trabaja” (Delgado (2007) Sociedades Movedizas, p. 111).

La problemática relación entre sujeto/objeto, entre lo objetivo y lo subjetivo proveniente de una visión clásica de la ciencia y de la investigación les estorba el papel del investigador puesto que hace parecer la investigación subjetiva y tendenciosa. Pero desde la antropología postmoderna Clifford admitía que: “Los signos de nuestro tiempo incluyen una tendencia hacia el uso del pronombre de la primera persona del singular en los informes de trabajos de campo, presentados como relatos, más que como observaciones e interpretaciones. A menudo, el diario de campo (privado, y más cerca de los informes “subjetivos” de la escritura de viaje) se cuela en los datos de campo “objetivos”” (la cursiva es mía; Clifford (1999) Itinerarios Transculturales, p. 91).

Hayano (1990) fue uno de los primeros autores que le puso el nombre de Autoetnografía y, en su momento, lo relacionó con las Narratives of the self (Richardson, 1994), con las Self-stories (Denzin, 1989), los First-person accounts (Ellis, 1998), las Etnografías personales (Crawford, 1996), las Etnografías reflexivas (Ellis & Bochner, 1996) y/o las Memorias etnográficas (Tedlock, 1991).

Marcus y Cushamn de la Etnografía Postmoderna afirmaban que “La característica principal compartida por las etnografías experimentales es que se integran, en sus interpretaciones, una preocupación epistemológica explícita por la forma en que se han construido tales interpretaciones y en que se representa textualmente como discurso objetivo sobre los sujetos entre los cuales se ha conducido la investigación” (Marcus y Cushman et al., El surgimiento de la antropología postmoderna (1998), p.174).

Al principio, pensaba que iba a hacer una analogía. Teniendo en cuenta las aportaciones etnográficas de la etnografía postmoderna pensaba que no debía engañar a nadie y escribirla desde mi, pero en las investigaciones narrativas y en las que se quiere hacer constar que la gente se transforma, cambia y muta, he de pensar que no fui siempre el mismo investigador y a la vez, sí.

Asumo, ya, que el que entró en Bellas Artes era un dibujante, que luego fue estudiante de profesor de dibujo, luego profesor, luego substituto en la pública e interino, e incluso opositor. Aún con todo, les guiará en el camino de escritura de tesis, un funcionario – ya y al fin – que tratará de respetar, en la medida que asumo, que fueron ellos (mis otros yoes) los que me llevaron hasta el hoy y que éramos en muchas cosas y circunstancias simplemente distintos.

Para eso, los Estudios de Performatividad y Escritura Performativa me ayudaron a imaginar y desarrollar ideas narrativas creativas y aperturas del cómo leer y contar.

6. Enfocar el foco

Pasé una larga temporada, buscando sobre qué temas hablar, sobre qué temas poder empezar a pensar en cómo situar los elementos de mi propia biografía, pero tratando de entenderla no a partir de tratar de explicarme como profesor sino en cómo me he relacionado con el tema, o sea, siguiendo al foco como objetivo primordial cuando todavía no sabía cuál era.

El primer foco, Mi experiencia en los grupos de no-iguales, lo saqué porque me pareció que era ya “el momento” de mostrar, aunque me encontraba como siempre – nublado, aturdido - ante la avalancha de temas posibles. Pensar sobre qué escribir en mi tesis autoetnográfica fue como un proceso de enfoque, la satisfacción de una deuda (infinita) con mi profesor y, también, un juego de palabras, una cacofonía: Enfocar el foco.

7. La IBA, la grieta y el escritor.

Escribo, soy escritor. Mi blog – esto - POLÍTIQUES DE L’ULL[2] es un lugar dónde vierto textos que pueden ser de interés investigador.

Para ver el tipo de relación entre mi blog y yo, me permito expresar esa imagen de releerme el blog para ver cómo a la vez, el blog trabajaba conmigo. Tratándome de imaginar la grieta de Doris Salcedo en la Tate Modern, de alguna forma, escribía tratando de entender mi propio proceso de mirar los textos del pasado. Y decía así:

De otro modo, siguiendo el trabajo de Deleuze, éste también ha utilizado esa metáfora [de la grieta] para explicar el lugar por donde el escritor/lector puede ver u oír, una especie de ontología de la superficie, una investigación muy a partir de las palabras de Paul Valery: “Lo más profundo es la piel”. Como dice Garcés, para Deleuze

“(...)[las] verdaderas ideas, no están fuera del lenguaje: constituyen su afuera. Lo que es importante retener es que ellas no son lo que el escritor escribe, sino lo que él mismo puede llegar a ver u oír a través de las grietas de su lenguaje, de su sintaxis”.

Esa grieta – por la que yo empezaba a vislumbrar mi actividad investigadora – también era una grieta por la que poder ver el pasado. Allí empezaba a pensar en la tesis como una idea textual que tenia en cuenta de algún tipo de performatividad narrativa, una especie de Investigación Basada en las Artes.

Estudiando la investigación narrativa me hizo recolocar antiguos trabajos – no como grandes trabajos de investigación – pero sí, como momentos importantes para la construcción de la identidad investigadora.

 


[1] Wilkins, Amy C. (2008) Introduction: Gender, Race, Class, and Cultural Projects. . En Wannabes, Goths and Christians. The boundaries of sex, style, and status. (pp.1- 23). Chicago: Chicago University Press.

[2] www.politiquesdelull.blogspot.com